El significado de la palabra graffiti es impreciso y ha sido utilizado académicamente para designar ciertas manifestaciones de la vida cotidiana romana. Las inscripciones encontradas en algunos muros pompeyanos datados en el siglo II d.C. han sido calificadas como graffiti por arqueólogos e historiadores.
La acepción del término graffiti se debe a los primeros investigadores que estuvieron en la escena, cuando en las paredes de los barrios marginales y el metro de Nueva York aparecieron inmensas pinturas hechas con aerosol. Autores como Craig Castleman, Sarah Giller, Jane Gadsby y Henry Chalfant fueron testigos de la aparición del fenómeno artístico y lo registraron mediante trabajo de campo desde su inicio (finales de la década de los sesenta) hasta mediados de los noventa.
Dicho término procede del italiano graffiare, que significa garabatear, éste es empleado generalmente para describir diferentes tipos de escritura mural. El concepto se ha utilizado para designar toda inscripción o rotulación en la pared o en cualquier superficie, pero entre los primeros trabajos se diferencian el graffiti textual (europeo) del graffiti americano. Jesús de Diego le da forma al concepto del graffiti actual, al acuñarlo desde su contexto histórico y analizar su desarrollo como actividad, sin dejar nunca de contemplar los elementos que lo constituyen.
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